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sábado, 13 de agosto de 2011

Alea jacta est


Odio la vida, siempre la he odiado. Desde que tengo uso de razón me ha resultado repugnante la idea de vivir una vida, que no elegí vivir, y que además nos imponen como hacerlo. No hay derechos, no hay respeto, no hay un ápice de moralidad.
Al día de hoy tengo la certeza, de que no existe nadie incorruptible. El dinero lo compra todo y a todos.
Los días de oscuridad se ciernen sobre nosotros en mayor o menor medida, y es entonces cuando nos acordamos de un Dios nuestro, de una divinidad que nos ayude y nos ampare. Siempre he sido consciente de que nadie vendrá en mi ayuda, nadie arreglara mis problemas mágicamente con un chascar de dedos… …tampoco lo harán sin magia…
Estamos totalmente solos en esta infame y cruel vida.
Aunque si bien no podemos negar la evidencia de la realidad, si podemos ser conscientes de que ya que se nos ha otorgado la vida, debemos aprovecharla para vivirla lo menos amargamente posible.
Personalmente pienso que esta vida es una gran mentira, que un tirano titiritero anda encima de nosotros manejándonos a su antojo, provocando disputas, traiciones y guerras.
Consiguiendo con ello disfrutar de las desgracias ajenas en sus ratos de ocio.
Imagino a ese alguien observándonos como un niño observa a las hormigas, y de un plumazo decide su destino.
Cuando era un crio, solía pensar en la próxima vida, en la existencia de un alma como motor del ser humano, y que el cuerpo solo era un trivial envase, que una vez usado se tira para suplantarlo por otro.
Ahora me doy cada vez más cuenta de que la frase: “En polvo eres y en polvo te convertirás”, cobra un sentido significativo a la hora de expresar nuestro paso por este mundo.
Tantos millones de personas en un mismo planeta, juntos sí, pero no revueltos, ¿y qué hacemos?:
Individualizarnos, nos separamos de los círculos sociales donde todos deberíamos ser uno, donde no debería existir la desconfianza, ni el miedo, que por desgracia existe.
También existen, (y bien reales que son), los llamados pecados capitales, que para quien no lo sepa son:
La lujuria, el orgullo, la envidia, la gula, la soberbia, la pereza y la avaricia.
Siete pecados capitales que sin duda han corrompido a la raza humana desde los albores de la vida y sin el más mínimo esfuerzo.
La vida no debería ser como es, nos dejamos robar y someter, aún a sabiendas de que lo que están haciendo está mal, pero vendemos nuestro silencio por cuatro míseras monedas, pensando que nos solucionarán la vida.
En el fondo sabemos que no es así, y guardamos en nuestro interior la burda esperanza de que la situación algún día cambiara.
Cuán errados estamos al creer en tal absurda idea. Hemos destruido este mundo con nuestro afán de buscar una felicidad inexistente porque, para que uno sea feliz, cien serán infelices.
Yo me pregunto si el pleno bienestar será posible. Si una persona duerme bien con un buen dinero guardado en su cuenta corriente, mientras otro esta desvelado porque un terrible dolor de estomago llamado “hambre” le quita el sueño.
Es muy difícil que todas las conciencias estén tranquilas, piénsenlo…
La ilusión se pierde por el camino. El semblante serio, la mirada perdida y ningún interés por nada de lo que me rodea.
Antaño me ilusionaba con una mirada, una sonrisa, un simple gesto de empatía hacia mí, cuando por descontado eran sinceros.
Todo aquello expiró hace tiempo. El hombre ha perdido tanto la fe, como el respeto a sí mismo, y mucho menos que decir de sus semejantes.
Nos transformamos poco a poco en personas falsas, hipócritas donde los haya, monstruos cadavéricos en busca de un apocalipsis provocado por nuestros propios actos.
Solo somos animales con tendencias destructivas, que tarde o temprano y en mayor o menor grado salen a la luz.
No podremos cuidar el medio ambiente si un desalmado y sin razón, prende fuego a verdes bosques o inmensas praderas; Y como mantener limpio ni tan solo un océano, si cada día vertemos millones de toneladas de residuos a sus azules y tranquilas aguas, aguas que ya no son tan tranquilas, que tiemblan de pavor cada momento de su existencia, sabiendo que les queda poco para enfermar, como un anciano en su lecho de muerte, que observa a su alrededor e insinúa una despedida con la mirada, consciente de que nada parará ya las sombras que vienen en su busca.
Como pedir perdón a la madre tierra, como pedir clemencia a una vida que nos trata a palos solo por que se defiende de nuestras malas artes…
Si alguien, en toda su vida ha estado libre de pecado, que arroje la primera piedra…
Como decía una canción: Nunca comprenderé el precio por nacer.
¿Por qué nos cuesta tanto hacer bien las cosas?, ¿por qué no dejamos de mentirnos a nosotros mismos y  hacemos que este mundo sea un poquito más agradable para todos?
Aún no me explico que es lo que empuja a un hombre a declarar una guerra, a matar, robar, violar o mil delitos más. ¿Es por un pedazo de tierra?, ¿acaso es por egoísmo, lujuria, o solo es que estamos condenados a destruirnos los unos a los otros?
En cualquier caso, yo os pido, amigos y amigas, que en cualquier momento, en cualquier lugar, dediquéis una bella sonrisa a quién esté cerca, o un gesto amable a quién pase por delante porque, lo merezca o no, si todos hacemos eso, nos irá mucho mejor…

4 comentarios:

  1. Sorprendidamente sorprendida, válgase la redundancia. En eso pienso yo cada día que me levanto y la única respuesta que encuentro es que el hombre se ha convertido en un zombi; entiéndase, sin vida y al servicio de los instintos menos evolucionados... Si me das permiso algún día me gustaría verlo publicado en tu muro para compartirlo o en el mio para que igualmente se comparta. Una gran reflexión que desgarra las carnes y hace vomitar la amarga bilis que bebemos todos los días.

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  2. Bueno... "Hoy" es algún día no?, así pues yo me pregunto que porque no ahora mismo? La verdad es que también me encuentro sorprendido por tus palabras. No esperaba esta repercusión de algunas de mis escrituras, pero siempre me he caracterizado por decir a voz en grito lo que pienso sin temor al que dirán. En fin, dame un ratito y te lo regalaré. Lo encontraras en tu muro ipso facto. Ah!! y jamás guardes en ti sentimientos que puedan deteriorar la paz interior, que por desgracia es muy fácil. Grítalo, escríbelo, o exprésalo de la forma que mejor te venga, el caso es arrancarlo de un alma que ha de mantenerse pura y limpia.

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  3. Yo también pensaba todo eso, hasta que me dí cuenta de que no podía responsabilizarme del hambre en África o de la tala de árboles en el Amazonas, pero sí de los problemas de un amigo o conocido o de llenar de plantas y árboles un pequeño pedazo de tierra. También lo soy de explicar y enseñar a los están a mi alrededor cómo hacerlo. Todo lo demás me viene tan grande como querer conocer el secreto del universo, me limito a contemplar Andrómeda y preguntarme si alguien desde allí nos contempla a nosotros. Creo que la paz está en acostarse pensando que no has desperdiciado en todo el día una sola oportunidad de hacer algo bueno por los que te rodean, y que alguno de ellos lo pagará haciendo lo mismo a su vez. Quizá sea ingenua, pero soy insignificante y sólo tengo esas armas.

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    1. Pues de eso es de lo que se trata, de hacer mejores acciones por el projimo y por nuestro entorno. Una sola persona no arreglara el mundo, pero si los 7 mil millones que somos ahora mismo hacemos mejores cosas, la cosa puede cambiar. Empezando por comunicarnos mas y mejor sin sentirse responsable por todo cuanto pase, pero si de nuestros propios actos que sin duda repercuten en todo y en todos los que estan a nuestro alrededor. Dicen que la union hace la fuerza no?? pues eso es a lo que quiero llegar.

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