Fechas, signos y
siglos pasarán
dotando al hombre de
una gran
inconsciencia dada en
el altar,
utilizada para
destruir allá
donde el ser humano
pueda caminar.
Sin mirar lo hacemos
y lloramos,
gritando que no se
pudo evitar.
Vosotros, hijos de un
Dios, el don de
la vida se os dio, y
sin remordimiento
alguno caso omiso no
se os pidió.
lamentos por la
destrucción, aunque
lógico es, que si
nuestras mentes
cerradas están, nada
más que odio
nuestros hijos
sentirán.