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jueves, 4 de septiembre de 2014

Vacaciones en el mar

Nuevamente mi vida dio un giro drástico. Mi ocupación laboral cesó casi súbitamente, sin apenas darme cuenta de la realidad en los quince días posteriores a la maldita carta mensajera.
Tragando saliva, he intentando ser consciente y consecuente, intenté asimilar todo aquella situación que se cernía sobre mí como un buitre sediento de mis despojos humanos en los que poco a poco habría de convertirme.
Ahora, más de un año después, sigo ocupado entre la búsqueda incansable de un oficio al que atenerme, y mantener la serenidad dentro de mi cabeza, la cual me hace flaco favor dándole tantas vueltas al inminente futuro que tan oscuro se refleja ante mi espejo.
Sigo luchando por vivir, como el náufrago que desesperado chapotea en el agua buscando unos segundos más de aire que respirar. Camino en busca de lingotes de oro en forma de puesto laboral, pero a mi paso las puertas y ventanas se cierran, y las que quedan abiertas encierran una intensa oscuridad, de la cual, uno no sabe si aventurarse, o echarse atrás.
El resto de la plebe que aún tiene suerte, sienten lástima por mí, y por otros tantos millones de ciudadanos más, que sin querer, sufren el mismo mal. Te aconsejan formación, mente clara y dispuesta para absorber los conocimientos que nos han de llevar al puesto anhelado.
Lo que no queremos ver es la áspera realidad, una realidad en la que no hay cabida para cerebros, pero si para ladrones desalmados y contaminados de hipocresía y desfachatez, que no buscan más que abastecer sus despensas de oro, con sangre y sudor de nuestros congéneres.
Avaricia descodificada a grandes rasgos por unos pocos simios inteligentes, que el puño que sujeta la daga del sacrificio toma por corderos inocuos e insípidos, sin ser conscientes de que estos corderos se cuentan por millones, pero puños opresores sólo hay uno.
Sin embargo, sigo sintiéndome perdido ante tal atroz e inhumano trato que mis paisanos y yo recibimos desde tan altas esferas. Pasan los días y no se enciende ninguna luz, no se abre ningún camino, y tampoco vemos más cambios que el que hacemos al hacer zapping para ver que todos los medios de comunicación están vendidos y no cuentan más que lo que los altos cargos quieren que oigamos y veamos.
Todo se va al garete, el futuro de desvanece sin dejar en el camino alubias mágicas, o por lo menos migas de pan que seguir hacia la salvación. ¿Cómo hemos de pasar nuestro tiempo para ganar dinero?, ¿nos dejamos caer en la anarquía y que sea lo que Dios quiera?. No veo justo que infravaloren nuestras mentes, que nos manipulen de esta manera, y que jueguen con nuestras vidas como si fuésemos peones de ajedrez.
Por el momento, no he conseguido encontrar una solución ante tan maquiavélico complot que este gobierno está llevando a cabo contra su propio pueblo, y es incierto el futuro que les espera a las nuevas generaciones.
Uno no sabe que decirle a sus hijos a la hora de aleccionarlos para que lleven una vida decente. ¿Estudia?, ¿haz carrera?, ¿busca un buen trabajo?...   ...¿Cómo se dicen esas cosas sin que te miren raro porque no les das ejemplo?
Uno se harta de ver cómo poco a poco van saliendo corruptelas reprimidas durante años y que, además, quedan impunes sus ejecutores, sin prisión, sin devolución, sin nada más que sus cruentas carcajadas vertidas sobre nuestras cabezas.
En definitiva, la solución es mucho más fácil de lo que nos imaginamos, basta con la unión de un pueblo reprimido y engañado, para que despierte de su ceguera y alce la voz, despojando de sus tronos a sus "tronistas" y recuperando una vida que por derecho es nuestra.

Toda esa gente que no para de absorber nuestra fuerza vital, ha de estar a nuestro servicio, y no al revés. Dejemos de ser su rebaño de ovejas, y comencemos a ser nuestra manada de lobos, porque de no ser así, acabaremos todos de vacaciones en el mar...

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