Había quedado con mis amigos en "Snuffies",
el bar de siempre, y caminaba por la acera mirando al suelo, viendo pasar cada
cuadrito de cada baldosa, línea tras línea, pensamiento tras pensamiento,
siendo algunos de estos tan triviales como que tal se daría la noche, quienes
de mis amigos acudirían esta noche a la cita, o a que gente fuera del grupo me
encontraría aquella fría, casi gélida noche.
De pronto, al pasar por una bocacalle, alguien
me salió al paso, cosa que vería normal si por naturaleza no fuese tan
desconfiado. No tenía motivos para temer nada de nadie, no debía nada a nadie,
pero eso no quiere decir que no fuese un vulgar ratero intentando atracarme.
Sin dudarlo aceleré el paso, solo por si
acaso, pero cuál fue mi sorpresa cuando escuché que el individuo que llevaba
tras de mí también aceleró el paso, consiguiendo ir al mismo ritmo que yo, ni
más, ni menos.
No quería mirar hacia atrás para que no se me
notase la desesperación y la ansiedad que estaba empezando a experimentar. ¿De
verdad me seguía?, y ¿que habría hecho yo para que alguien intentara atentar
contra mí de esa manera? Lo único que tenía claro en ese momento es en echar a
correr sin demora alguna.
Corrí cuanto pude como alma que lleva el
diablo y sin mirar atrás, pero cuanto más empeño ponía, más fuertes escuchaba
las zancadas del individuo que sin motivo aparente me perseguía, y si por lo
menos hubiese alguien por esas calles desiertas gritaría pidiendo ayuda, pero
parecía haberse tragado la tierra a todo ser humano.
Mi mente en esos momentos era un revoltijo de
ideas que intentaban encontrar un solo motivo para dar lugar a tan absurda
situación, hasta que decidí centrarme en un solo objetivo: Llegar al bar como
fuese.
Tomaba atajos, saltaba bancos, trepaba vallas
al más puro estilo "Assessins Creed" en sus endemoniadas huidas
haciendo uso del "Parkour", con el corazón a mil por hora y la
adrenalina rebosante por todos mis poros, y eso que mi buena forma física no
tenía mucho que envidiar a los grandes atletas olímpicos, ya que mi trabajo
diario consistía precisamente en instruir a otros en las artes de la vida sana,
de 8:00 a 15:00 todos los días en el gimnasio que regentaba uno de mis mejores
amigos y por supuesto jefe.
Que grande me parecía ahora la ciudad, o era
un efecto óptico, o por el contrario era gigantesca de verdad. Parecía que no
iba a llegar nunca, pero un par de cientos de pasos me separaban de la calle
principal, donde se encontraba "Snuffies".
De pronto la gente comenzó a aparecer como de
la nada, la noche se desvaneció y surgió un inmenso sol del horizonte, colmando
de calor todo el entorno, los pájaros comenzaron a cantar sobre las ramas de
los árboles, los carteles de los negocios locales y las farolas se apagaban al
unísono, los vehículos circulaban como salidos de la nada y yo... ...allí
estaba, inmóvil y expectante, observando que clase de brujería hacía surgir
todo cuanto me rodeaba, haciendo de mi ciudad, una ciudad desconocida.
Justo después de la confusión inicial caí de
rodillas y comencé a gritar pidiendo auxilio, implorando salvación, rogando que
alguien me librase de aquel mal. De pronto, una mano enguantada se posó
fuertemente sobre mi hombro izquierdo, haciéndome girar la cabeza y por ende,
la vista atrás. Aquella sombra sostenía un gran cuchillo de carnicero, tan
afilado que el filo brillaba como nunca había visto en ningún otro objeto
cortante. El pánico me invadió, dejándome petrificado y haciendo la única cosa
que podía hacer en ese momento: Rezar.
Cuando el encapuchado individuo alzó el
brazo, supe con toda certeza que mi final era inminente, que sólo restaban unos
segundos para el final de mi vida, y entonces recordé que, según dicen, cuando
estás a punto de morir ves pasar ante ti toda tu vida como si de un film se
tratara, pero mi mente no llegaba a comprender que eso no llegaba a suceder, y
entonces ocurrió lo inevitable...
El asesino de mi persona bajó el brazo con tal
brutalidad que hasta los pájaros de los alrededores enmudecieron, quedando toda
la escena a mi alrededor congelada, y entonces... ...desperté.