Tan grande, tan inmensa... ...y al tiempo tan pequeña
se transforma gracias al egoísmo humano.
Tenemos muchísimo espacio donde vivir, pero
preferimos apelotonarnos en un minúsculo trozo de tierra, y matarnos por ella.
Qué lástima damos la raza humana, tan sabia e
inteligente que en un "pis pas" montamos guerras frías, solucionamos crisis
mundiales a golpe de vaso en la barra de cualquier bar, y sobre todo, sabemos
más que nadie en cuanto aprendemos a sumar dos y dos sin que nos salgan
decimales.
En cien años se acabarán nuestras penas, pero
seguirán las de nuestros hijos y nuestros nietos, y yo me pregunto:
¿De verdad que no vale la pena luchar por ser mejor
persona y dejar un mejor legado para nuestra futura estirpe?
No creo que la solución sea destrozarlo todo y que
los que vengan que se apañen como puedan.
A diario veo las noticias, las cuales no cambian en
absoluto, no pasan de asesinatos en masa, robos a gran escala, y una (cada vez
más en aumento) oleada de desastres naturales debidos seguramente al
calentamiento global, y mis ojos aguados apenan a mi corazón al ver tanta
destrucción.
Y es que poco a poco, la desolación nos está ganando
terreno, a pesar de las nuevas tecnologías, que supuestamente nos facilitan la
vida, cuando lo único que están haciendo en individualizar al ser humano,
sumiéndonos en un pozo de oscura amargura de la que es muy difícil salir.
Estamos confundidos cuando la llamamos "Nuestra
tierra", porque no es nuestra, nosotros pertenecemos a ella, y en todo
caso somos nosotros los que estamos a su servicio, pero una vez más volvemos al
egoísmo humano, haciendo que todo nuestro entorno (incluido el aire) pase a
ser automáticamente nuestro.
Así pues, supongo que a lo que llamamos cadena
evolutiva, simplemente es un error de la evolución al dotarnos de un supuesto
cerebro inteligente, ya que lo que hemos hecho sólo ha sido involucionar.
Deberíamos dejar de preocuparnos tanto por los bienes
materiales y demás trivialidades que nos hacen perder la cabeza, y no nos dejan
ver más allá de nuestras propias narices.
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